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Un cartel de Josep Obiols
Publicado por Raimon Obiols | 23 Diciembre, 2010
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Me ha gustado mucho ver la portada de hoy del diario Avui, con la reproducción del cartel de la Protectora, modificado con el lema “La escuela en catalán ahora y siempre”, que su autor, mi padre Josep Obiols, habría adoptado con entusiasmo. Fue un pintor de extensa obra cívica: desde los cartapacios y silabarios escolares o las iconografías de cooperativas obreras como la linotipia, pasando por el cartel de la Protectora o las portadas de la revista l’Empordà Federal, hasta, ya en plena guerra civil, el Auca del noi català, antifeixista i humà del Comisariado de Propaganda, los murales de la Consejería de Finanzas y el papel moneda de la Generalitat. Josep Obiols llevó a cabo un extensísimo trabajo de artista engagé en el programa nacional y popular del novecentismo, un programa orgánico, sistemático, en el límite de la redundancia (las “inevitables golondrinas”, se quejaba Josep Pla …), pero de una eficacia formidable en la construcción de un imaginario visual y moral, de alcance nacional y popular, que impregnó de la sensibilidad de amplios sectores del pueblo, la iconografía de un modelo de “país soñado … claro, alegre, civilizado y benigno “, en palabras de Josep Esteve. En un artículo escrito en el amargo 1947 (“El Obiols o lo que hemos perdido”), JV Foix escribió: “En uno de los más bellos momentos de nuestro renacimiento colectivo se proyectó en la mente de los fieles la imagen de una comunidad donde el concreto sustituía el mito, arcaico o futurista (…) La pintura del Obiols es un esbozo “.
En aquella pintura, la gente, la más sencilla especialmente, se veía reflejada. Cuando en 1977 recobramos las libertades, pude darme cuenta de hasta qué punto ese imaginario visual había obtenido una resonancia que se mantenía viva en la memoria de mucha gente, por toda Cataluña. Un viejo campesino me regaló, en el primer mitin socialista que hicimos en Valls, un cartel del muchacho de la Protectora. “No te preocupes; tengo más en casa”, me dijo cuando hice gesto de rechazar el presente. Los había guardado durante cuatro décadas de dictadura, ahora era el momento de volver a ponerlos en circulación.
En esta sintonía popular yo no se ver ninguna sombra”. Recuerdo las palabras de Osip Mandelstam, el poeta ruso: “Sólo los que no han tenido que pagar un precio alto por el dulce placer de vivir y respirar pueden permitirse sentimientos de rechazo y de desprecio por la vida y la belleza”. La obra de Josep Obiols, a la vez fiel a la naturaleza e idealista, gustaba y sigue gustando a la gente que mantiene con el arte una relación sin complicaciones. Hoy ha vuelto a servir.
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