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    Las propuestas de Hollande

    Publicado por Raimon Obiols | 21 Mayo, 2013


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    hollande-prefere-en-rire-150x150Dicen que el presidente francés, François Hollande, es una máquina de trabajar. Dos periodistas políticos, Pierre Favier y Patrick Rotman le han seguido durante sus primeros ocho meses de jefe de Estado, y el resultado es un documental, “Le Pouvoir”, que se acaba de estrenar. “El ritmo de la vida presidencial se ha acelerado terriblemente”, dijo Favier, que había conocido el Elíseo en tiempos de Mitterrand. Ha sacado una conclusión: Hollande “sólo trabaja”. Esto, que es una buena cosa, no es suficiente. Se esperan más cosas de los líderes europeos. Ahora, en su última conferencia de prensa semestral, el pasado 16 de mayo, Hollande anunció ante 400 periodistas su intención de “lanzar una iniciativa europea” por el gobierno económico de la zona euro. “Mi deber es sacar a Europa de la languidez“, añadió. Eugenio Scalfari ha hecho un elogio entusiasta (“La propuesta rivoluzionaria de Hollande en Europa”, La Repubblica, 19 de mayo): “Es la primera vez en la historia política de Francia que se abandona la posición tradicional del país, de escepticismo y distanciamiento hostil hacia una Europa federada”, dice Scalfari, que afirma de manera enfática pero poco precisa, que Hollande “ha pedido de manera perentoria que el año 2015 haya un gobierno europeo con un presupuesto común, una política económica, exterior y de defensa común, un sistema bancario y una Banca central con los poderes de todos los Bancos Centrales de los países soberanos“. Además, dice Scalfari, “prevé también la elección del presidente de Europa con el voto directo del conjunto del pueblo europeo”. No tendría nada que decir, si fuera exactamente así. La realidad es más matizada. La propuesta del presidente francés tiene cuatro puntos: 1 / Instaurar, con los estados de la zona euro, un “gobierno económico, con un verdadero presidente, que se reuniría cada mes”,   para tomar las principales decisiones de política económica, armonizar la fiscalidad y las políticas sociales y luchar contra el fraude y la evasión fiscal. La zona euro, dijo Hollande, debe dotarse de un presupuesto común y debería poder mancomunar deuda (una nueva evocación de los eurobonos, que hasta ahora ha tenido el rechazo de Berlín. 2 / Un “plan europeo para la inserción de los jóvenes” (que ya está dotado con 6.000 millones de euros, sin esperar el 2014 para ponerlo en marcha, tal como estaba previsto). Hollande propuso también una nueva estrategia de inversiones “en particular en las nuevas industrias y las tecnologías de la comunicación”. 3 / El desarrollo de una “comunidad europea de la energía con el fin de asegurar la transición energética”, en particular coordinando los esfuerzos en energías renovables. Esta es una vieja propuesta de Jacques Delors.   4 / Dar contenido a una “nueva unión política”, como respuesta a una“urgencia europea”. Esta “ofensiva” para “sacar a Europa de su estado de postración y reducir la desafección de los pueblos, que puede comprometer el propio futuro de la Unión Europea”, debería alcanzarse en un plazo de dos años. Tomas de posición como la de Hollande serán bienvenidas (“Ya era hora!”, Decía comentando después, una editorial de Le Monde). El momento las hace imprescindibles, porque los resultados de las brutales políticas de austeridad a ultranza se muestran totalmente contraproducentes, generan protestas generalizadas, y ponen a muchos gobiernos en un dramático callejón sin salida. La propuesta de Hollande es matizada. No es una confrontación con Angela Merkel, tal como le pedía una parte del PS francés, sino un enfoque más pragmático y posibilista, que contiene elementos de una posible dinámica, sea cual sea el escenario postelectoral en Alemania. El paso de Hollande parece indicar una superación de la reticencia tradicional francesa hacia la unión política europea (que viene de los tiempos del general De Gaulle). Ojalá genere cambios o al menos una inflexión del doctrinarismo de la austeridad a ultranza, hasta ahora hegemónico, que ha situado a Europa en un agujero. “Cuando te has metido en un pozo”, decía en su tiempo el laborista inglés Denis Healey, “lo primero que tienes que hacer es dejar de cavar”.

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