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  • Carta abierta a los compañeros socialistas

    Publicado por Raimon Obiols | 17 Enero, 2014


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    ploma-150x1501.

    Hay tres cosas que hay que tener presentes a la hora de valorar el momento que vivimos.

    La primera es que el PSC se presentó a las elecciones de 2012 al Parlamento con un programa que decía textualmente:

    “Manifestamos nuestro convencimiento de que los ciudadanos de Cataluña deberán decidir libremente sobre cualquier propuesta de cambio sustancial de las relaciones entre Cataluña y España, acordada entre las instituciones catalanas y españolas, a través de un referéndum en el que se plantee una pregunta clara a la que deba responder de forma inequívoca, aceptando o rechazando el proyecto sometido a consulta. ”

    “Nos comprometemos a promover las reformas necesarias para que los ciudadanos de Cataluña puedan ejercer su derecho a decidir a través de un referéndum o consulta acordado en el marco de la legalidad.”

    El segundo dato a tener en cuenta es que el apoyo a este derecho es claramente mayoritario en el electorado socialista, según las encuestas. En el barómetro de otoño del GESOP el 70% de los electores del PSC en las autonómicas de 2012 se mostraba favorable, así como el 79% de los votantes socialistas en las generales de 2011.

    El tercer hecho es la propia actuación del actual núcleo dirigente del PSC, que ha suministrado todo tipo de argumentos a los que afirman que pone palos en las ruedas de una futura consulta. El voto del grupo socialista en el Parlamento, alineado con el del PP y C ‘s, refuerza al límite esta deriva, que da alas a los otros partidos que pretenden obtener réditos electorales.

    En esta situación, el voto de los discrepantes socialistas y la renuncia de uno de ellos al escaño en la votación del día 16 son coherentes con nuestros compromisos electorales y deben contar con nuestro respeto, nuestro apoyo y nuestra solidaridad.

    2.

    El voto negativo del grupo ha sido un grave error que pone en peligro la unidad socialista en Cataluña.

    Días antes de la votación en el Parlamento del día 16 me dirigí por carta y hablé con el primer secretario, señalándole que un voto negativo, alinearse con el PP y Ciudadanos, tendría unos efectos tan negativos y difícilmente reversibles, a corto, medio y largo plazo, que había que evitarlo. La posición más razonable era la abstención, congruente con el programa electoral y también con la posición mayoritaria del último consejo nacional.

    La abstención garantizaba la unidad del grupo y del partido, y evitaba tanto el apoyo a la iniciativa “soberanista”, con una más que evidente intencionalidad electoral, como una alineación inaceptable con el PP y C ‘s.

    No se trataba únicamente de mantener la unidad del grupo parlamentario. Se trataba, sobre todo, de rehacer un perfil coherente y garantizar la unidad de las agrupaciones, federaciones y grupos municipales socialistas, en Cataluña. Se trataba, también, de enderezar una deriva peligrosa, reforzando el perfil propio del partido, sus perspectivas de futuro y la posibilidad de una reanudación necesaria.

    3.

    Estamos pasando por la situación más difícil desde la fundación del partido.

    Uno de los aspectos más inquietantes de esta situación es que se instala una especie de fatalismo, con compañeros que piensan que una ruptura es inevitable.

    ¿Es posible evitar un desacuerdo insoluble e irreversible? ¿Es posible un diálogo que garantice los factores indispensables de diversidad, solidaridad y unidad en el socialismo catalán?

    Es necesario, en interés de Cataluña y del socialismo en Cataluña, y hay que hacer todo lo posible para lograrlo.

    Un proceso que lleve a una nueva situación y evite la ruptura no será nada fácil. Habrá mucha contención, responsabilidad y diálogo. Habrá que encontrar nuevas formas, nuevos planteamientos unitarios. Tenemos por delante un período perturbado, fluido, lleno de peligros pero también de oportunidades. Las primarias abiertas a la ciudadanía son una de ellas. Hay que crear a otras.

    Construir una fuerza política, un partido, un espacio electoral relevante, con capacidad mayoritaria, no ha sido una tarea fácil. Muchos han dedicado muchos esfuerzos, mucha tenacidad, a lo largo de muchos años.

    En cambio, dividir no es difícil. Algunos dirigentes han dicho que en el PSC “sobra gente”. Elegir un segmento de electorado y de afiliación y excluir otros es un error letal que el PSC evitó desde su constitución. Ahora se puede cometer. Con actitudes intransigentes, con métodos anacrónicamente autoritarios, una implosión – al estilo de la crisis del PSUC en los años ochenta – se convertiría en inevitable.

    4.

    No se trata únicamente de salvar la unidad del espacio socialista. Se trata de la unidad civil del pueblo de Cataluña

    Se trata también de ganar el combate contra las manipulaciones y las políticas de división por razones de origen, de lengua y de sentimientos de identidad.

    La escisión y polarización de las fuerzas políticas y de la sociedad catalanas en dos bloques confrontados por estas razones sería el mejor servicio prestado a una derecha española, nacionalista y recentralizadora, que liquida derechos sociales y laborales, rompe el pacto social, abarata los despidos, rebaja salarios y pensiones, hace leyes contra las mujeres, y adopta una línea crecientemente autoritaria.

    Hay que impedirlo y lo tenemos que hacer entre todos. Es nuestro deber si queremos ser fieles a nuestra historia ya nuestro pueblo.

    17 de enero de 2014

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    Editorial de L’Hora: Cinco cosas que debería hacer el PSC

    Publicado por Raimon Obiols | 15 Noviembre, 2013


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    5coses-150x150Hay que mirar las cosas cara a cara. La última encuesta de Metroscopia para El País señala que sólo un 42% de los que votaron al PSC tienen decidido repetir el voto, que la representación en el Parlamento pasaría de 20 a 13 diputados; que un 77% de los ciudadanos (un 54% de los electores socialistas) desaprueba la gestión de Pere Navarro, que la mitad del electorado socialista desaprueba la labor del grupo del PSC en el Parlament.

    Las encuestas no son las tablas de la ley, pero cuando son tan graves marcan rotundamente una tendencia, sobre todo si se recuerdan los resultados electorales del PSC en el largo período: 1992 (Obiols, 27,5%), 1995 (Nadal, 24, 8%), 1999 (Maragall, 37,8% de), 2003 (Maragall, 31.1%), 2006 (Montilla, 26,8%), 2010 (Montilla, 18,3%), 2012 (Navarro, 14,4% ).

    El PSC está electoralmente en situación de emergencia, pero esto no es lo más grave: el propio partido está en zona de riesgo. No es que tenga un problema, tiene unos cuantos: algunos, derivados de las crisis actuales en Cataluña y en España, otros de cosecha propia. Ninguno de ellos tiene una solución fácil y cuanto más tarde en hacer frente, peor.

    Dos años después del último congreso, el PSC ofrece un balance inquietante y las grandes dificultades de la situación política no pueden ser una explicación satisfactoria de su situación. Necesita urgentemente un “reset” y este reinicio sólo será posible si se reacciona urgentemente, con inteligencia, coraje y generosidad.

    Es con este objetivo que apuntamos aquí lo que creemos que debería hacer el PSC. Lo hacemos con franqueza y espíritu positivo, tratando de evitar controversias improductivas. Sólo asumiendo las responsabilidades de todos podremos salir adelante. En nuestras propuestas no hacemos referencia a las cuestiones de proyecto y programa que, aun siendo esenciales, no lo son tanto como las de orientación general, actitudes, sentimientos y comportamientos.

    Creemos que hay cinco cosas que el PSC debería hacer urgentemente:

    1. CAMBIAR DE RUMBO

    En primer lugar, un cambio de rumbo inmediato. Hoy, en Cataluña, casi todos los partidos tienen también problemas y conflictos internos. ERC, de momento, capitaliza una dinámica popular, un movimiento de fondo. Quizás avanzará a CiU, pero es muy probable que acabe pagando el precio de la distancia entre las expectativas generadas y la prueba de los hechos. Pero constatar las dificultades de unos o la frágil popularidad de los otros no salvará el PSC. Sin cambio de rumbo, el abandono de electores, militantes, cuadros y candidatos proseguiría hasta hacerse insostenible. El período que va de ahora mismo en el próximo ciclo de elecciones es crucial.

    Se necesitan iniciativas y gestos visibles que muestren que la grave crisis del PSC ha sido entendida y que actúa en consecuencia. Las invocaciones a la “renovación”, a un “nuevo PSC” son papel mojado si no van acompañadas de cambios concretos en el terreno de la acción política, del discurso, de las maneras de hacer, de la práctica organizativa. No es posible esperar más.

    Este cambio de rumbo requiere un compromiso público y visible, con una rectificación de métodos y procedimientos, la adopción de nuevos métodos de trabajo y gestos concretos y verificables de apertura, que acaben con el goteo de afiliados y la marginación y la autoexclusión de miembros del partido. Sólo una corresponsabilización de todos, basada en un compromiso sincero y un consenso activo sobre una línea clara y unos objetivos concretos podrá revertir la tendencia. No sirve de nada la mayoría orgánica en un PSC que abandone sus efectivos electorales y orgánicos por el camino. Leer el resto de la entrada »

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    Editorial de L’Hora: La situación actual y el futuro del PSC

    Publicado por Raimon Obiols | 4 Noviembre, 2013


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    futur-150x150Dos posiciones polarizan hoy el debate en la vida política y en los medios de comunicación en Cataluña. La primera, al abrigo de una amplia movilización ciudadana, anuncia un fast track, un acceso rápido a la independencia por la vía de una consulta o referéndum, o por la de unas elecciones plebiscitarias y una eventual declaración unilateral del Parlamento. La segunda se muestra alarmada por esta situación, que considera peligrosa, y alerta sobre un inevitable “choque de trenes”. “Tenemos prisa”, “la independencia está en la esquina”, dicen unos. Aumenta “el riesgo de incendio”, corremos el riesgo de que “Cataluña acabe completamente derrotada y desmoralizada”, avisan a los demás.

    En una cosa coinciden ambas posiciones: sitúan el desenlace de esta situación en un plazo relativamente corto (el año 2014 se convierte en el horizonte de referencia) y coinciden en afirmar que no hay ningún camino de transacción a la vista.

    No coincidimos del todo ni en una posición ni en la otra. Por eso queremos resumir nuestras previsiones de futuro, con cautela, a riesgo de equivocarnos. Pensamos que hay que hacerlo, en un panorama tan confuso y crispado.

    Nosotros creemos que en los próximos tres años no habrá consulta ni tampoco se producirá un dramático “choque de trenes”. Tampoco creemos que en este periodo haya ninguna iniciativa relevante de negociación y transacción para salir del conflicto actual.

    Lo que se producirá es una secuencia de elecciones sucesivas. La primera cita con las urnas serán las elecciones europeas, en mayo de 2014. Después vendrán otras – municipales, catalanas, españolas – entre 2014 y 2016, en un orden y con unas fechas que no conocemos, pero que se situarán antes de una eventual consulta. Será una secuencia de elecciones marcada por los intentos, tanto en Cataluña como en España, de imponer una polarización con planteamientos plebiscitarios. Del resultado de estas diferentes elecciones depende, como nunca había sucedido en el pasado, la evolución futura de las cosas, en Cataluña y en España. Será un ciclo político y electoral relativamente prolongado, convulso y difícil, inscrito en la onda más larga de transición hacia una nueva época, con nuevos paradigmas y nuevas políticas en nuestro país, en España y en Europa. Leer el resto de la entrada »

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    La “tesis del botón”

    Publicado por Raimon Obiols | 28 Octubre, 2013


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    boto-150x150Muchos puentes se han roto y los caminos parecen vallados. En una conferencia en la Paeria de Lleida, el Once de Septiembre de 2010, Lluís Foix decía que si nos entretenemos en discutir los méritos y los obstáculos de la independencia de Cataluña y del federalismo en España, vendrá la frustración que estos objetivos no serán alcanzados a medio plazo.

    La cuestión concreta que esto plantea es que no hay alternativa a la mano izquierda de una política tenaz e inteligente, que mantenga firmes en Cataluña unos objetivos de unidad civil, cohesión social y de excelencia interna y que, de cara en España, tenga unos objetivos de exigencia, confrontación democrática, negociación y alianzas. Sólo así podremos evitar nuevas batallas perdidas.

    “En cuanto al futuro, releyendo el libro-conversación que Marçal Sintes hizo con Ernest Lluch poco antes de que éste fuera asesinado por ETA, me he encontrado con este diálogo:

    Marçal Sintes: “Si a la gente usted le garantiza que pulsando un botón Cataluña será independiente y no pasará nada, quizás se sorprendería de los muchos que usarían, el botón”.

    Ernest Lluch: «Esta es la tesis de Raimon Obiols, ya la he oído…»

    Este libro se publicó en 2001, poco después de la muerte de Ernest. Pero aquella «tesis del botón», que durante unos años formó parte de la jerga familiar en las discusiones del PSC, es de bastantes años antes. Viene de una reunión del año 1988, en que estaban presentes, entre otros, Ernest Lluch, Maragall y Felipe González. Aquella «tesis» no era nada del otro mundo, pero tampoco era una boutade. Dije entonces que, en una situación que garantizara que la independencia de Cataluña no tuviera ninguna contrapartida negativa, ni para Cataluña ni para España, una mayoría de los ciudadanos de Cataluña estaría a favor (a Pasqual aquel comentario mío le quedó; después lo ha mencionado en varias ocasiones). Leer el resto de la entrada »

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    Una entrevista en La Terra

    Publicado por Raimon Obiols | 17 Julio, 2013


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    LaTerra-150x150Esta entrevista que me hizo Albert Garcia ha sido publicada en la revista La Terra, de la Unió de Pagesos (junio de 2013).

    La confluencia de amplios sectores sociales, profesionales, culturales y de la lucha ciudadana que condujeron a la constitución del PSC le ha dejado huella.

    Durante la dictadura intentamos que se produjera la máxima unidad posible. Lo llamábamos la política de las tres unidades: unidad de todas las fuerzas democráticas, unidad de todos los socialistas en un único partido y unidad sindical. En el campo de la unidad democrática conseguimos algo que en el resto del Estado no se produjo: la Asamblea de Cataluña. En el campo de la unidad socialista, hicimos un partido que durante décadas ha tenido un peso político muy importante en Cataluña. En el campo sindical, las centrales trabajan bastante unidas.

    En el libro, se nota que, para usted, la figura de Pep Jai fue relevante.

    Fue un puntal del Movimiento Socialista de Cataluña con una actividad que no se limitaba al Vendrell, sino que se extendía a toda Cataluña y aparecía ya en la clandestinidad como un dirigente campesino muy respetado. Fue una persona que amamos mucho. Tuvo un papel como diputado del PSC siempre defendiendo los intereses de los agricultores de Cataluña. He querido ponerlo en el lugar que le toca en este libro.

    Dice que hay que cambiar los partidos “tan radicalmente como se pueda, lo que supone aprovechar la crisis para promover una reforma a fondo”. Hay alguien que lo esté haciendo esto?

    Me parece que lo que producirá esta crisis será un proceso en el que los partidos, que son muy a menudo organizaciones del siglo XIX, con problemas del siglo XX, deberán transformarse radicalmente en organizaciones estables del siglo XXI. Y los movimientos sociales deberán madurar también para garantizar la continuidad y el establecimiento de formas más pluralistas de deliberación. Todo esto, lo veremos en los próximos años con avances y retrocesos, porque las crisis tienen este aspecto de abrir estas ventanas de oportunidad. Es difícil imaginar el resultado de este proceso, pero el proceso está en marcha, es visible.

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    Las corrientes del Partito Democratico

    Publicado por Raimon Obiols | 8 Junio, 2013


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    PDnoi-150x150He leído en un diario italiano la lista de corrientes en el Partito Democratico. No sé si es una lista completa y exacta, pero la verdad es que impresiona, y en todo caso es significativa. La lista es la siguiente:

    “Prodianos”, “lettianos”, “franceschinianos”, “bindianos”, “de alemianos”, “veltronianos”, “bersanianos” y “renzianos”.

    Todavía hay otras corrientes que no tienen una denominación personal: los“jóvenes turcos”, los “ex-populares”, los “disidentes”, etc.

    Por compleja que sea la política italiana o la vida interna del PD, es difícil no sacar la conclusión de que estos grupos reflejan mucho más las ambiciones de unas personas o grupos que no sus diferencias de tipo político o ideológico. A mí me parece que, en unos momentos en que es imprescindible la reforma radical de los “partidos realmente existentes”, esta tendencia a la fragmentación de personas y grupos es una mala solución. Una cosa es la apertura, el pluralismo, la libertad, otra es la dispersión de las ambiciones y trayectorias personales y de grupo, que lleva a una dinámica, poco ambiciosa, de un “todos contra todos” que sirve para reforzar las lógicas de los aparatos o para paralizar los cambios positivos.

    En el PD está produciendo, como es lógico, lo que otro diario italiano denomina como “la revuelta contra las corrientes”: un movimiento contra este estado de cosas.

    Nicola Zingaretti, un miembro del PD que conozco bien (trabajamos juntos en la Comisión Progreso Global, y coincidimos después en el Parlamento Europeo), dice, a propósito de esta multiplicación de plataformas personales y de grupo, que “en esta diferenciación se ha impuesto la obsesión por los cargos, y hay que cambiarla”.

    “Dejando de lado la calidad de las personas, seguramente indiscutible” añade Zingaretti, “el resultado, el método utilizado y la idea misma del PD no van bien, no funcionan, no producen política, y hay que cambiarlos: un archipiélago de grupos sin identidad que tienen únicamente la obsesión de colocar a alguien en un cargo”. Hay que, concluye Zingaretti,” refundar la cultura unitaria del partido”.

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    Forcades y Oliveres, los “Grillini” catalanes?

    Publicado por Raimon Obiols | 2 Junio, 2013


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    forcades_oliveres-150x150Es fascinante el eco obtenido por el manifiesto “Por un proceso constituyente en Cataluña” que el pasado mes de abril hicieron público Teresa Forcades y Arcadi Oliveres. Explicándolo, llenan plazas y locales, y la Red está llena. Sorprende que haya tan pocos comentarios de este fenómeno desde el mundo de la política y del periodismo: como si se tratara de una realidad incómoda, difícil de valorar y calificar.

    Hay alguna excepción a este silencio. En un artículo (Els grillini catalans: Entre el cristianisme i la televisió), Joan Safont,, director de El Matí Digital, hace un paralelismo entre el fenómeno del “Proceso constituyente”y el “Movimiento 5 Stelle” que, encabezado por Beppe Grillo, obtuvo el 25,5% de los votos en las últimas legislativas en Italia. Una identificación sería equivocada, me parece, más allá de que los dos fenómenos responden a causas similares (la virulencia de la crisis y el desprestigio de la política y de las instituciones).

    Otro punto común existe: tanto Forcades como Grillo son dos notables “animales mediáticos“. Grillo, histriónico y exorbitado, es litigioso, intemperante, a menudo deliberadamente ofensivo; busca como norma la querella constante, la descalificación de los demás. Ahora se ha despachado con un exabrupto despectivo (“es un octogenario resucitado”) contra unas opiniones de Stefano Rodotà, que hace pocas semanas era el candidato de los Grillini a la presidencia de la República (en las quirinarie que el M5S organizó en la Red).

    Forcades es la antítesis. De expresión amable y contenida, equilibra con moderación formal la eventual rotundidad de sus tesis y afirmaciones. Ahora: como Grillo, tiene una capacidad de comunicación fenomenal. Milagros Pérez Oliva habló, a raíz de la pol·lèmica generada por el vídeo de Forcades sobre la vacuna de la gripe A, de sus “extraordinarias dotes para la comunicación -53 minutos de monólogo en plano corto- ”, así como de” la serena convicción que transmite ”. Médica y teóloga, Forcades puede hacer ejercicios de sofisticada papiroflexia filosófica, como la conversación con Xavier Rubert de Ventós, que publicó El Temps). Grillo, a su lado, resulta casi energuménico y muchos de los seguidores de Forcades lo tachan de “payaso” en la Red, molestos por una comparación que creen odiosa.

    Otra distinción fundamental puede hacerse entre los impulsores del manifiesto catalán y los del “Movimento 5 Stelle”. Forcades y Oliveras proponen un movimiento “para promover una iniciativa para un cambio de modelo político, económico y social”, sobre la base de la crítica a las maldades del capitalismo financiero. Grillo no habla de esto (los electores Grillini provienen de la izquierda y de la derecha de Berlusconi) sino de la confrontación radical entre “el pueblo” y el conjunto de “la casta” política y mediática. Profetiza que la Red implica el final de los partidos y de la deliberación parlamentaria, sustituidos por la “democracia instantánea” (tal como explica Marco Revelli en un texto que los interesados en estas cosas deben leer).

    La verdad es que Teresa Forcades y Arcadi Oliveres - que con los años ha ido adquiriendo un venerable aspecto de Santa Claus -, aparecen como una pareja seductora. Dicen cosas bellas y justas, en su crítica de un mundo terrible. Son cosas capaces de hacer vibrar a mucha gente, sobre todo entre los jóvenes. Representan una promesa que quienes los escuchan ven como no contaminada, como aún inocente. Esto significa una enorme responsabilidad. Ojalá no la derrochen.

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    Andreu Missé en Bruselas

    Publicado por Raimon Obiols | 28 Mayo, 2013


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    alternativas-economicas_ediima20130228_0750_13-150x150Ayer asistí a la presentación que Andreu Missé hizo en Bruselas de la nueva revista que dirige, Alternativas Económicas. Me gustó mucho: Missé es un excelente periodista y su presentación fue no sólo entretenida y brillante, sino optimista y llena de un entusiasmo contagioso. En un tiempo tan propicio a las lamentaciones y a la hipocondría, esto es muy de agradecer.

    La revista, de la que ya han salido tres números, es una publicación mensual “dedicada a explicar la economía y sus efectos sobre la vida de las personas (…) con una clara vocación de ser independiente de los poderes económicos y políticos”. Quiere ser – en palabras de Missé - “una voz crítica contra las desigualdades e injusticias sociales, que se han agravado seriamente debido a la crisis”. Pero no quieren hacer una revista de denuncia ideológica o retórica: “nos apoyaremos siempre en análisis serios y rigurosos”, dicen.

    Yo era lector ocasional de alternatives économiques, la revista francesa con la que se han hermanado. Es una publicación que tiene más de treinta años de trayectoria, y que ha fidelizado un número considerable de lectores y suscriptores en Francia. Missé nos explicó que pensaban inicialmente traducir la mitad de los contenidos de la publicación francesa, pero que la producción propia ha hecho bajar esta proporción al 15-20%. Esto es positivo.

    Ojalá la aventura de Missé y su equipo (una cooperativa de trabajo asociado, formada por buenos periodistas: Pedro Rusiñol, Ariadna TrillasMariana Vilnitzky) tenga éxito de público y continuidad. De momento, yo ya me he abonado (a un precio más que razonable), y pienso que bastantes de los asistentes al acto de ayer lo harán también. Pensároslo. Para suscribirse, aquí.

    Vídeo de Andreu Missé durante la presentación de Alternativas Económicas en Bruselas:

     

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    Barbara Spinelli: El paso de Hollande para otra Europa

    Publicado por Raimon Obiols | 22 Mayo, 2013


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    hollande-merkel_8269-150x150Después de escribir mi último post, sobre las tomas de posición de Hollande sobre Europa, he leído este artículo de Barbara Spinelli sobre el mismo tema. Como es bastante mejor que el mío, me veo obligado a traducirlo:

    Un gobierno económico europeo, con un Presidente que pueda actuar por un largo plazo. Un gobierno que reduzca las deudas de los Estados, pero que extienda en paralelo la “convergencia social”, rechazando la idea – muy thatcheriana – que la competitividad lo es todo, y la sociedad poco. Es la promesa que Hollande ha hecho a los ciudadanos europeos, en la conferencia de prensa del 16 de mayo, y es el plan que presenta a los alemanes; para que se cierre el abismo abierto no sólo entre el centro de la Unión y la periferia, entre el Norte y el Sur, sino entre Europa y sus ciudadanos.

    En realidad, no todo es claro, en las palabras que ha pronunciado. No se sabe con precisión que quiere decir, cuando reclama una Europa política: reducir la política a gobierno económico es un escamotage gracias al cual el poder es transmitido a oligarquías de técnicos que responden sólo a los mercados, despolitizando la democracia. Una Europa política quiere decir que los Estados transfieren a una autoridad federal superior gran parte de su soberanía, para recuperar la fuerza perdida. Hollande no dice eso, ni promete la política exterior y de defensa común que desde siempre pide Alemania. No está claro tampoco quien controla el gobierno económico, limitado a la zona euro.

    Pero el paso adelante está ahí, y el malestar con el que ha sido acogido por la cancillería y por numerosos diarios alemanes lo confirma. Sobre todo un fragmento del discurso francés ha indispuesto Berlin: cuando Hollande propone inversiones europeas (industrias y sistemas de comunicación nuevos, energías renovables), una autónoma capacidad de presupuesto de la zona euro, y la posibilidad, progessiva, de endeudarse en común. Son puntos cruciales para la Europa política, aunque se reclame a media voz, no puede surgir si no es dotándose de recursos propios, y sin gestionar conjuntamente las deudas de sus provincias. América, bajo la guía del ministro del Tesoro, Alexander Hamilton, empezó así, en 1790, antes de mostrarse severa con los Estados morosos. Fue entonces cuando la Confederación intergubernamental se convirtió en Federación: un paso mental que Hollande no osa hacer.

    Sean las que sean las ambigüedades francesas, Alemania tendrá que decir que es lo que en serio quiere. Desde hace años, sus gobiernos sostienen que el único Estado con vocación federalista es el suyo, y que Europa está bloqueada por el veto anti-federal de Francia. Es culpa de Paris si todavía no tenemos una Europa solidaria, una deuda común, y los eurobonos. Es Paris que no quiere ceder soberanía, impidiendo la unión política que los alemanes – como dice la vulgata - desean de una manera especial desde que nació la moneda única. A estas objeciones, Hollande replica esta vez con un reto: “Alemania ha dicho varias veces que está dispuesta a una Unión política, a una nueva etapa de la integración. También Francia está dispuesta a dar un contenido a esta Unión política: hagámosla en dos años“.

    La fecha del 2015 es importante. La Unión siempre ha progresado así: fijándose un plazo. Esto quiere decir que ahora mismo, antes del voto de septiembre, toda Alemania (no sólo Merkel) deberá responder al reto, sin poder ya usar Paris como coartada. Ya no es posible decir, como repite el gobernador del Bundesbank Jens Weidmann, que los eurobonos, u otras acciones comunes, son objetivos insensatos en tanto que “el federalismo, es decir, la transferencia de soberanía que debe acompañar a los eurobonos, no existe porque en Francia este discurso no tiene apoyo”(Le Monde, 26 de junta de 2012).

    El plan Hollande no es explícitamente federalista, pero extender mucho las políticas comunes implica forzosamente la revisión de los pactos existentes, y todos deben cesar el doble juego, empezando por los hegemónicos que hoy son en Berlin.

    Les toca decir si el federalismo que profesan es un auténtico objetivo, o bien si lo esgrimen para acelerar el contrario: la evaporación de la soberanía política, su sumisión a los mercados incontrolados, la rebaja colectiva de todos los Estados europeos excepto el propio.

    Mantener la coherencia con los propios principios ya no es cosa sencilla en Alemania, con el antieuropeísmo que crece. Los principios son adquisiciones, hábitos, ornamentos graciosos, constata Joseph Conrad: si falta una federación deliberada se van a can Pistraus al primer bache serio, cuando se viaja en las tinieblas. Cierto: no falta en Berlin quien rechaza la línea Merkel. Peer Steinbrück, candidato socialdemócrata a la cancillería, denuncia el empobrecimiento económico y también democrático de los países fragmentados por la austeridad. Pide para ellos un Plan Marshall. Recuerda lo que le dijo el presidente griego Papoulias: Grecia padecío hambre durante la ocupación nazi y ahora vuelve a padecer. Pero no entra en detalles, no critica los privilegios nacionalistas instalados en el Bundesbank y del que están excluidos los otros Bancos centrales del Eurosistema.

    En el discurso que Steinbrück pronunció el 14 de mayo en Berlín, en ocasión del premio atribuido por la Fundación Ebert en el libro sobre Europa del escritor Robert Menasse, la distancia entre las palabras y la acción reaparece: no son los Estados el problema – como sostiene Menasse - sino quien los gobierna. Con el SPD en el gobierno en lugar de la Merkel, Europa cambiará. Es el engaño al que recurre Enrico Letta: después del voto alemán, vendrá el maná. Demasiado coraje habría para reconocer que los Estados nación europeos son hoy irrelevantes en el mundo. Demasiado imprudente sería decir que las oligarquías prosperan en el vacío de la política, y en la debilidad de los Estados que bajo el peso de los mercados se deshacen por dentro, hasta perder la noción de la ley y de la justicia.

    Un papel indispensable corresponde en este momento a los pueblos europeos. Por primera vez, si los partidos y movimientos saben pensar europeo, los ciudadanos podrán indicar un Presidente de la Comisión, de aquí a un año, en las elecciones europeas, ya sacarlo si es necesario. No sólo eso: serán los ciudadanos los que pidan a las potencias clave – Berlin y Paris – que no invoquen más pretextos. Que hagan lo que dicen querer. Que haga posible el que parece imposible. Hollande fija una fecha: aunque sólo sea económico, el gobierno debe prepararse desde ahora.

    Se debe preparar con los medios indicados por París (fondo por los jóvenes, política de energía única, activación de recursos europeos, deuda común) pero también aumentando el presupuesto de la Unión, escandalosamente reducido – con el acuerdo de Hollande y de Monti -  la cumbre de noviembre. Dotarse de una nueva capacidad de presupuesto significa conferir a la Unión un poder de imposición: deben formar parte de sus recursos a los provenientes de las tasas sobre las transacciones financieras, la carbon tax, un IVA europeo.

    La política en Europa se resucita implicando a los ciudadanos, los grandes excluidos de la Unión, que se han hecho escépticos por razones serias, no populistas. Una tasa supranacional es difícil sin democracia. Sin una nueva Constitución que empiece, como la americana, con las palabras “Nosotros, los pueblos…”. No taxation without representation - todo impuesto es ilegítimo sin representación parlamentaria -: Este es el fundamento de la democracia, también en Europa.

    Lo que se pide en Paris y Berlin es que eviten el engaño en que se complacen. Que no condenen la gran invención que ha sido Europa. Es posible, es necesario: precisamente porque estamos en el corazón de las tinieblas. Porque está volviendo la era de las sospechas, del desprecio, del equilibrio decimonónico entre potencias fuertes y débiles. Gracias, pues, señor Hollande, por habernos recordado que “la idea europea exige movimiento”. Exige su movimiento, y el nuestro.

    Barbara Spinelli

    La Repubblica, 22 de mayo de 2012

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    Las propuestas de Hollande

    Publicado por Raimon Obiols | 21 Mayo, 2013


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    hollande-prefere-en-rire-150x150Dicen que el presidente francés, François Hollande, es una máquina de trabajar. Dos periodistas políticos, Pierre Favier y Patrick Rotman le han seguido durante sus primeros ocho meses de jefe de Estado, y el resultado es un documental, “Le Pouvoir”, que se acaba de estrenar. “El ritmo de la vida presidencial se ha acelerado terriblemente”, dijo Favier, que había conocido el Elíseo en tiempos de Mitterrand. Ha sacado una conclusión: Hollande “sólo trabaja”. Esto, que es una buena cosa, no es suficiente. Se esperan más cosas de los líderes europeos. Ahora, en su última conferencia de prensa semestral, el pasado 16 de mayo, Hollande anunció ante 400 periodistas su intención de “lanzar una iniciativa europea” por el gobierno económico de la zona euro. “Mi deber es sacar a Europa de la languidez“, añadió. Eugenio Scalfari ha hecho un elogio entusiasta (“La propuesta rivoluzionaria de Hollande en Europa”, La Repubblica, 19 de mayo): “Es la primera vez en la historia política de Francia que se abandona la posición tradicional del país, de escepticismo y distanciamiento hostil hacia una Europa federada”, dice Scalfari, que afirma de manera enfática pero poco precisa, que Hollande “ha pedido de manera perentoria que el año 2015 haya un gobierno europeo con un presupuesto común, una política económica, exterior y de defensa común, un sistema bancario y una Banca central con los poderes de todos los Bancos Centrales de los países soberanos“. Además, dice Scalfari, “prevé también la elección del presidente de Europa con el voto directo del conjunto del pueblo europeo”. No tendría nada que decir, si fuera exactamente así. La realidad es más matizada. La propuesta del presidente francés tiene cuatro puntos: 1 / Instaurar, con los estados de la zona euro, un “gobierno económico, con un verdadero presidente, que se reuniría cada mes”,   para tomar las principales decisiones de política económica, armonizar la fiscalidad y las políticas sociales y luchar contra el fraude y la evasión fiscal. La zona euro, dijo Hollande, debe dotarse de un presupuesto común y debería poder mancomunar deuda (una nueva evocación de los eurobonos, que hasta ahora ha tenido el rechazo de Berlín. 2 / Un “plan europeo para la inserción de los jóvenes” (que ya está dotado con 6.000 millones de euros, sin esperar el 2014 para ponerlo en marcha, tal como estaba previsto). Hollande propuso también una nueva estrategia de inversiones “en particular en las nuevas industrias y las tecnologías de la comunicación”. 3 / El desarrollo de una “comunidad europea de la energía con el fin de asegurar la transición energética”, en particular coordinando los esfuerzos en energías renovables. Esta es una vieja propuesta de Jacques Delors.   4 / Dar contenido a una “nueva unión política”, como respuesta a una“urgencia europea”. Esta “ofensiva” para “sacar a Europa de su estado de postración y reducir la desafección de los pueblos, que puede comprometer el propio futuro de la Unión Europea”, debería alcanzarse en un plazo de dos años. Tomas de posición como la de Hollande serán bienvenidas (“Ya era hora!”, Decía comentando después, una editorial de Le Monde). El momento las hace imprescindibles, porque los resultados de las brutales políticas de austeridad a ultranza se muestran totalmente contraproducentes, generan protestas generalizadas, y ponen a muchos gobiernos en un dramático callejón sin salida. La propuesta de Hollande es matizada. No es una confrontación con Angela Merkel, tal como le pedía una parte del PS francés, sino un enfoque más pragmático y posibilista, que contiene elementos de una posible dinámica, sea cual sea el escenario postelectoral en Alemania. El paso de Hollande parece indicar una superación de la reticencia tradicional francesa hacia la unión política europea (que viene de los tiempos del general De Gaulle). Ojalá genere cambios o al menos una inflexión del doctrinarismo de la austeridad a ultranza, hasta ahora hegemónico, que ha situado a Europa en un agujero. “Cuando te has metido en un pozo”, decía en su tiempo el laborista inglés Denis Healey, “lo primero que tienes que hacer es dejar de cavar”.

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