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    Carta abierta a los compañeros socialistas

    Publicado por Raimon Obiols | 17 Enero, 2014


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    Hay tres cosas que hay que tener presentes a la hora de valorar el momento que vivimos.

    La primera es que el PSC se presentó a las elecciones de 2012 al Parlamento con un programa que decía textualmente:

    “Manifestamos nuestro convencimiento de que los ciudadanos de Cataluña deberán decidir libremente sobre cualquier propuesta de cambio sustancial de las relaciones entre Cataluña y España, acordada entre las instituciones catalanas y españolas, a través de un referéndum en el que se plantee una pregunta clara a la que deba responder de forma inequívoca, aceptando o rechazando el proyecto sometido a consulta. ”

    “Nos comprometemos a promover las reformas necesarias para que los ciudadanos de Cataluña puedan ejercer su derecho a decidir a través de un referéndum o consulta acordado en el marco de la legalidad.”

    El segundo dato a tener en cuenta es que el apoyo a este derecho es claramente mayoritario en el electorado socialista, según las encuestas. En el barómetro de otoño del GESOP el 70% de los electores del PSC en las autonómicas de 2012 se mostraba favorable, así como el 79% de los votantes socialistas en las generales de 2011.

    El tercer hecho es la propia actuación del actual núcleo dirigente del PSC, que ha suministrado todo tipo de argumentos a los que afirman que pone palos en las ruedas de una futura consulta. El voto del grupo socialista en el Parlamento, alineado con el del PP y C ‘s, refuerza al límite esta deriva, que da alas a los otros partidos que pretenden obtener réditos electorales.

    En esta situación, el voto de los discrepantes socialistas y la renuncia de uno de ellos al escaño en la votación del día 16 son coherentes con nuestros compromisos electorales y deben contar con nuestro respeto, nuestro apoyo y nuestra solidaridad.

    2.

    El voto negativo del grupo ha sido un grave error que pone en peligro la unidad socialista en Cataluña.

    Días antes de la votación en el Parlamento del día 16 me dirigí por carta y hablé con el primer secretario, señalándole que un voto negativo, alinearse con el PP y Ciudadanos, tendría unos efectos tan negativos y difícilmente reversibles, a corto, medio y largo plazo, que había que evitarlo. La posición más razonable era la abstención, congruente con el programa electoral y también con la posición mayoritaria del último consejo nacional.

    La abstención garantizaba la unidad del grupo y del partido, y evitaba tanto el apoyo a la iniciativa “soberanista”, con una más que evidente intencionalidad electoral, como una alineación inaceptable con el PP y C ‘s.

    No se trataba únicamente de mantener la unidad del grupo parlamentario. Se trataba, sobre todo, de rehacer un perfil coherente y garantizar la unidad de las agrupaciones, federaciones y grupos municipales socialistas, en Cataluña. Se trataba, también, de enderezar una deriva peligrosa, reforzando el perfil propio del partido, sus perspectivas de futuro y la posibilidad de una reanudación necesaria.

    3.

    Estamos pasando por la situación más difícil desde la fundación del partido.

    Uno de los aspectos más inquietantes de esta situación es que se instala una especie de fatalismo, con compañeros que piensan que una ruptura es inevitable.

    ¿Es posible evitar un desacuerdo insoluble e irreversible? ¿Es posible un diálogo que garantice los factores indispensables de diversidad, solidaridad y unidad en el socialismo catalán?

    Es necesario, en interés de Cataluña y del socialismo en Cataluña, y hay que hacer todo lo posible para lograrlo.

    Un proceso que lleve a una nueva situación y evite la ruptura no será nada fácil. Habrá mucha contención, responsabilidad y diálogo. Habrá que encontrar nuevas formas, nuevos planteamientos unitarios. Tenemos por delante un período perturbado, fluido, lleno de peligros pero también de oportunidades. Las primarias abiertas a la ciudadanía son una de ellas. Hay que crear a otras.

    Construir una fuerza política, un partido, un espacio electoral relevante, con capacidad mayoritaria, no ha sido una tarea fácil. Muchos han dedicado muchos esfuerzos, mucha tenacidad, a lo largo de muchos años.

    En cambio, dividir no es difícil. Algunos dirigentes han dicho que en el PSC “sobra gente”. Elegir un segmento de electorado y de afiliación y excluir otros es un error letal que el PSC evitó desde su constitución. Ahora se puede cometer. Con actitudes intransigentes, con métodos anacrónicamente autoritarios, una implosión – al estilo de la crisis del PSUC en los años ochenta – se convertiría en inevitable.

    4.

    No se trata únicamente de salvar la unidad del espacio socialista. Se trata de la unidad civil del pueblo de Cataluña

    Se trata también de ganar el combate contra las manipulaciones y las políticas de división por razones de origen, de lengua y de sentimientos de identidad.

    La escisión y polarización de las fuerzas políticas y de la sociedad catalanas en dos bloques confrontados por estas razones sería el mejor servicio prestado a una derecha española, nacionalista y recentralizadora, que liquida derechos sociales y laborales, rompe el pacto social, abarata los despidos, rebaja salarios y pensiones, hace leyes contra las mujeres, y adopta una línea crecientemente autoritaria.

    Hay que impedirlo y lo tenemos que hacer entre todos. Es nuestro deber si queremos ser fieles a nuestra historia ya nuestro pueblo.

    17 de enero de 2014

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