Notas de Bruselas

Presentación

Raimon Obiols publica en este blog sus comentarios sobre la actualidad.

Twitter

App para iPhone


Raimon Obiols NdB

Etiquetas

Traductor

Últimas noticias

Blogs y enlaces

  • RSS
  • Atom
  • « | Inicio | »

    Por un nuevo ciclo del socialismo y de las izquierdas de Cataluña

    Publicado por Raimon Obiols | 22 Febrero, 2011


    Imprimir Imprimir

    Este es el documento de Nou Cicle que se ha hecho público hoy:

    1. Somos muchos y muchas quienes pensamos que el socialismo catalán y las izquierdas de Cataluña deben emprender un nuevo ciclo sin dilaciones.

    Por ello, hacemos este doble llamamiento:

    El resultado de últimas elecciones al Parlamento ha sido profundamente insatisfactorio. Un país que tiene una opinión mayoritaria de izquierda y centroizquierda ha devuelto el gobierno al centroderecha. La Cataluña de progreso es socialmente mayoritaria. Debe serlo políticamente.

    Esto requiere comprender las causas de esta situación y poner en marcha una nueva alternativa que entronque con los logros alcanzados, corrija los errores cometidos y abra un nuevo proyecto de futuro.

    Con el apoyo de grupos minoritarios y poderosos, el nuevo gobierno convergente, que se ha definido explícitamente pro Business, tenderá a confluir en la corriente que hoy domina en Europa, con políticas de contrarreforma, prisioneras de los intereses privados de una minoría económicamente privilegiada y mediáticamente poderosa, que fomenta la evolución hacia una sociedad de mercado, de relaciones laborales desreguladas y con los bienes y servicios comunes-de la educación y la sanidad a la vivienda y el territorio-sometidos a los intereses de unos pocos.

    En toda Europa, el poder de la derecha económica y mediática se ha hecho mayor. El mundo del dinero prevalece y, bajo una apariencia de modernidad, se plantea el retorno a la arcaísmo social. Son anticuados pero tienen mucho poder económico y mediático. La derecha juega con los símbolos y las ambigüedades, fomenta y se aprovecha de la indiferencia de sus seguidores, que deglute sin demasiados problemas los casos de corrupción (Berlusconi o Camps o, entre nosotros, el caso de CiU Orfeó Català), y fomenta la desmovilización de la izquierda debido a la confusión de los mensajes y los escándalos de la política profesionalizada. Derechas e izquierdas no juegan en igualdad de condiciones y eso nos obliga a un exceso de inteligencia y de voluntad.

    Nuestro reto común es explicar, construir y desarrollar prácticamente unas alternativas de progreso, en cada ámbito de nuestra sociedad y de nuestras instituciones de gobierno nacionales y locales, mostrando que, frente al retorno al pasado que proponen las derechas, es posible una orientación de la actividad productiva y de la vida social que esté en manos de los intereses comunes de la mayoría.

    Es por ello que necesitamos la renovación radical del PSC y un nuevo ciclo de alianzas políticas, sociales y culturales en el campo de la izquierda y el centroizquierda de Cataluña.

    2. Para ser fiel a su proyecto fundacional, a sus valores y principios, a su vocación de centralidad mayoritaria, a su futuro, el PSC tiene que cambiar. Necesitamos un PSC profundamente renovado y modernizado, de nueva planta.

    Como otros partidos socialistas y socialdemócratas, el PSC es heredero de un modelo de partido que viene del pasado. Este modelo, que tiende a concentrar las decisiones en grupos reducidos que deciden la orientación política, las prioridades, la confección de las candidaturas, es un arcaísmo en clara obsolescencia: tiende a vaciar las organizaciones, a debilitar su inteligencia colectiva, externalizando en spin doctors y empresas publicitarias su comunicación, que pierde profundidad y se convierte en efímera y inauténtica.

    Si quieren afrontar con éxito los retos del siglo XXI, los partidos de progreso deben proceder a una renovación organizativa profunda. De estructuras jerárquicas, deben pasar a organizaciones horizontales, abiertas y en red interactiva, flexibles y pluriformes, uniendo en un proyecto político común a grupos territoriales, sectoriales y de opinión, a asociaciones sociales y culturales. Optimizando la máxima democracia colectiva y la máxima interlocución con la sociedad. Renovando la terminología de los cargos para superar códigos jerárquicos que nos alejan de una simpatía más cercana y acogedora. Escuchando y hablando de manera constante con la gente. De esta organización abierta y moderna nace la riqueza conceptual, la dinámica innovadora, la capacidad de sintonía social y la fuerza organizada que necesita toda causa transformadora. Necesitamos una organización que haga vivir el partido en la sociedad y la sociedad en el partido.

    La cohesión de conjunto, el pluralismo y la interactividad permanente con la sociedad no son sólo objetivos compatibles, sino condiciones necesarias de la acción política progresista en las sociedades del presente. Esto requiere nuevas formas de autoridad colectiva. Para garantizarlas, son necesarios liderazgos de tipo nuevo, capaces de asegurar la autonomía y la participación de los adheridos y adheridas al proyecto, que no pueden ser seguidores de consignas sino protagonistas emancipados, que quieren unir y poner en valor la pluralidad, el talento y las capacidades de todos los que se dispongan a participar en el proyecto socialista.

    Los obstáculos a superar son claros. Hay que dejar atrás toda deriva burocrática, toda falsa seguridad, toda restricción conservadora, todo sentido patrimonial. Hay que evitar la confrontación estéril, la dispersión de ambiciones y la desunión. Es necesario que la organización no sea trinchera sino herramienta al servicio de la ágora abierta, del debate franco e imaginativo, de la acción asociativa, del voluntariado, del activismo en la sociedad y en la red, estimulando todas las formas de combate político, social y cultural.

    Creemos que el PSC alcanzará estos objetivos en su próximo congreso, con un debate sereno y a fondo, pensando sobre todo en la gente a la que sirve. Durante años, este partido ha sido garante esencial de la unidad civil del pueblo de Cataluña, porque ha reflejado genuinamente su complejidad. En este sentido, el futuro del PSC es un tema que no sólo afecta a los / las socialistas, es esencial para el pueblo de Cataluña.

    Vemos el próximo congreso socialista no como un punto de conclusión del debate actual, sino como un punto de partida, un nuevo inicio del proyecto. El PSC tiene un gran futuro por delante si sus hombres y mujeres tienen la inteligencia, el sentido común y el valor de realizar la renovación política y organizativa necesaria. Necesitamos un PSC federador, que impulse un nuevo civismo activo y una alianza permanente de la gente de izquierdas, catalanistas y demócratas de progreso.

    3. Pensamos que hay que abrir con determinación el proceso constituyente de una auténtica alianza mayoritaria de la izquierda y el centroizquierda de Cataluña, de forma socialmente arraigada: Una Alianza de la Cataluña de progreso.

    Las izquierdas políticas, sociales y culturales deben ponerse las pilas. Deben oponerse a la “sociedad de mercado” sin principios que están imponiéndonos. Han de afirmar y extender los valores democráticos de libertad, igualdad y solidaridad en todos los terrenos de nuestra vida colectiva. Deben elaborar una alternativa democrática que haga posible una organización de nuestra actividad productiva y de nuestra vida social y cultural que no esté en manos de los intereses de unos pocos. Con gobiernos amigos que defiendan los intereses y cuenten con la simpatía activa y el escrutinio permanente de la mayoría democrática.

    Rechazamos una coalición de carácter superestructural como el “tripartito” de 2003 a 2010, con las graves dificultades que comportó. Queremos una alianza basada en un amplio movimiento social por la justicia y el pleno autogobierno de Cataluña, con un proyecto nacional compartido que, eventualmente, pueda dar lugar a candidaturas conjuntas y elecciones primarias abiertas a toda la ciudadanía.

    Esta alianza social y política debe aglutinar el PSC, los ecosocialistas y los sectores, encuadrados o no, que se sitúan en el cruce del centro-izquierda con el catalanismo. Una alianza con la que se puede identificar la mayoría de nuestro pueblo: los trabajadores y quienes buscan trabajo, los jóvenes que quieren un mundo diferente, las mujeres que luchan por la plena igualdad, los profesionales y los emprendedores, los que saben que la preservación del medio ambiente es una responsabilidad inexcusable de cara a las generaciones futuras, los que quieren la justicia social, la plena igualdad de derechos, deberes y oportunidades, los que quieren una democracia renovada y participativa, los que se sienten implicados por las necesidades de los otros y dedican su energía por la vía asociativa y voluntaria.

    Esta alianza debe ser un desarrollo unitario capaz de movilizar toda la gente que no se resigna a ser espectadora de la política, que se opone a un futuro secuestrado por “mercados financieros”. Que quiere ser protagonista de la democracia, que quiere ser decisiva en la determinación del presente y del futuro, dispuesta a dar la batalla por los bienes y servicios públicos, por la libertad y la igualdad de los ciudadanos y ciudadanas. Una alianza que debe fomentar un nuevo civismo.

    Los grandes temas de los próximos años serán la salida de la crisis y la creación de empleo, el mantenimiento y la mejora de los servicios públicos, el aumento del autogobierno y la reducción debida del déficit fiscal de Cataluña, la cohesión social y la unidad civil, superando el riesgo de una sociedad escindida, de un país desgarrado, la incorporación de la nueva inmigración en la sociedad, la cultura, la lengua y la política catalanas, con respeto por las diferencias y por las modificaciones que introducen y sin fractura multicultural, con un modelo de país apoyado en la cultura del trabajo y de la responsabilidad; con la evolución hacia una economía productiva, avanzada y socialmente responsable, dotada de un fuerte potencial de conocimiento e innovación; con mejores infraestructuras; con una sociedad más sobria y sostenible y un territorio más ordenado. Un país con un orden justo que haga de Cataluña una comunidad de respeto y una nación respetada.

    4. Cataluña debe vencer la actual ofensiva retrógrada contra la política. La antipolítica, que encuentra en la crisis económica y social un terreno abonado, no es un fenómeno espontáneo. Hay intentos de instrumentalizar la opinión pública por parte de los mismos poderes económicos, mediáticos y políticos que están en el origen de la crisis financiera y económica.

    Estos poderes pretenden degradar la cosa pública -la política democrática y los servicios y bienes colectivos- con el fin de privatizar sus funciones. Poniendo los gobiernos al servicio de los intereses de una minoría poderosa de privilegiados, la derecha puede hacer mucho daño.

    Un nuevo ciclo debe significar una gran batalla contra la antipolítica y por la regeneración de la política democrática en Cataluña. No podemos dar ningún motivo a los que presentan la acción política como una forma de reparto del poder entre clases dirigentes. Debe mantener el sentido de un interés colectivo: debe ser la manera de vivir juntos, de construir un futuro mejor, con libertad y con dignidad. Esto implica un combate encarnizado contra todas las formas de corrupción.

    Implica también un combate por la revitalización de la vida democrática: la reforma del sistema electoral, con listas abiertas; la extensión de las formas de deliberación y participación en la vida política y en la gestión eficiente de los servicios y bienes comunes.

    Nuestro pueblo puede estar a la avanzada de este combate porque es heredero de una tradición libertaria y federal que siempre ha entendido las cosas “desde abajo”, desde la sociedad, desde el autogobierno más cercano, con un rechazo instintivo de las prácticas autoritarias, de las jerarquías impostadas y de los poderes encumbrados y lejanos. Esta cultura crítica con el poder nos ha de permitir adelantarnos y encabezar las reformas que la democracia pide hoy en todas partes.

    5. La izquierda y el centro izquierda tiene que ser fiel a un compromiso de solidaridad de Cataluña con los pueblos hermanos de España, sobre la base de un modelo financiero justo y transparente; que impulse un nuevo pacto constitucional que conlleve la transformación del Estado autonómico en un Estado plurinacional, pluricultural y plurilingüístico, donde Cataluña obtenga, en las estructuras políticas comunes, el Estado que necesita como nación. Y donde, por otra parte, el país pueda alcanzar las metas de las que depende su futuro en el plano global: la definitiva articulación del Eje Mediterráneo y el pleno desarrollo de la correspondiente Eurorregión.

    Necesitamos un nuevo ideal más concreto y una nueva estrategia para nuestro país. El debate sobre federalismo o independencia es legítimo y necesario, pero puede ser infructuoso y frustrante. Como ha mostrado el resultado de las últimas elecciones al Parlamento, puede ser utilizado como pretexto y camuflaje para la recuperación del poder por cuenta de la derecha.

    Necesitamos impulsar una Cataluña abierta y plural, de espíritu creativo, innovador y emprendedor, donde el respeto a la diferencia no legitime ningún gueto, sino que vaya siempre acompañado de un imperativo de unidad civil e integración, donde se respete la pluralidad cultural y lingüística, donde todos los niños salgan de la escuela común dominando el catalán, el castellano y el inglés (u otra lengua tercera), donde resulte garantizado el futuro de la lengua catalana y de la cultura que se expresa ; donde el uso social del catalán adquiera plena normalidad.

    Una Cataluña de nuevo pionera de las mejores causas humanas, de la libertad y de la justicia social, de la preservación del medio ambiente, de la economía avanzada y sostenible, de la sociedad del conocimiento, de la plena igualdad de género, de la libertad de orientación sexual, de la excelencia de la escuela, la universidad y la investigación, de la calidad del sistema sanitario y de todos los servicios y bienes públicos, de la seguridad y la justicia. Una Cataluña que se convierta de nuevo, en palabras de Rafael Campalans, en “un anhelo regenerador que se encomienda a todos los hombres y mujeres que viven”.

    Una Cataluña que no claudique en la exigencia de estos objetivos ante las ofensivas del nacionalismo español, deudor del imperio y del franquismo, al tiempo que persista hasta las últimas consecuencias en la defensa de los intereses de Cataluña, de sus ciudadanos y ciudadanas, de su pleno autogobierno nacional.

    Por ello, es imprescindible reforzar nítidamente la visibilidad del PSC en la política española, especialmente en el Congreso de los Diputados, donde su grupo quedó anulado tras el 23-F. La existencia del grupo propio es un elemento preciso del Pacto de Abril, base de la constitución del PSC y de su relación federativa con el PSOE. El socialismo catalán tiene que recuperarlo, yendo a las elecciones generales con el compromiso de formarlo, de manera inmediata y pactada, lo que no debe dificultar sino que debe reforzar un vínculo de firme cohesión entre los socialistas de todo el Estado.

    6. La construcción concreta de las nuevas alternativas de futuro deben ser a la vez locales, nacionales y europeas, porque sólo así serán alcanzables las soluciones que deben ser globales.

    La cuestión política fundamental de nuestro tiempo es si el futuro estará marcado por la manipulación mediática de los poderosos, por la presión de los grandes grupos económicos y un sistema financiero global que se quiere omnipotente, o por la consciencia política de los pueblos, planteando las reformas de futuro a las que aspiran. La unidad política de Europa es el camino necesario.

    Necesitamos una alianza que haga de Cataluña una avanzada europeísta, por la Europa política que necesitamos con urgencia, comprometida con la causa de un modelo social justo y de un mundo cooperativo y equilibrado, donde la concertación política gobierne la economía, donde prevalezca el derecho; un mundo de progreso global, sin hambre ni pobreza, sostenible, sin déspotas, libre y en paz.

    La historia humana no ha terminado, como se había anunciado, con el triunfo definitivo del mercado y del individualismo. Estos días, en Túnez, Egipto y otros países, la voluntad pacífica de los pueblos se hace sentir, desmintiendo la errónea profecía que auguraba un futuro inevitablemente dominado por la ideología y la realidad del mercado y del individualismo triunfantes. Renace la cuestión social, que impulsa los procesos democráticos y plantea nuevos retos de futuro.

    Si no podemos prever ese futuro, al menos podemos reducir las incertidumbres y podemos orientarlo hacia unos objetivos de interés colectivo, hacia unos proyectos positivos y realizables, de progreso. Con objetivos bien pensados, con procesos bien ejecutados. Esta es la función fundamental que, dentro y fuera de la Unión Europea, debe tener una unidad política y económica reactivada.

    Europa necesita también un nuevo ciclo y debemos contribuir activamente a su desarrollo. Uno de sus retos fundamentales es responder al bajo coste de la mano de obra de los países emergentes con una fuerte inversión en formación, investigación e innovación. O eso, o renunciar a muchos de nuestros derechos y resignarnos al declive. La respuesta a este reto no vendrá de los mercados, sino de la política, de una política europea unida.

    7. Lo que proponemos es un nuevo ciclo de progreso que requiere un nuevo proceso constituyente. Esto quiere decir hoy abrir espacios y círculos de debate, crear puentes de diálogo, con una hoja de ruta precisa, avanzando paso a paso, de abajo a arriba, en la construcción de una alianza de progreso que sea mañana mayoritaria.

    El requisito indispensable es superar el rasgo más funesto de las izquierdas del siglo XX: su tendencia a dividirse y enfrentarse, la vía muerta de los desacuerdos y las incompatibilidades.

    El pluralismo de la izquierda y del centroizquierda es enriquecedor si agrega y crea sinergias. Puede tener efectos devastadores cuando origina desuniones y querellas. El arcaísmo que pretende confrontar una izquierda “alternativa” a una izquierda “de gobierno”. O, en Cataluña, unas pretendidas “almas” cotejadas del socialismo catalán. Si en las lecciones que nos vienen del pasado hay capítulos amargos, éstos se refieren a los efectos nefastos de la desunión.

    Queremos continuar el largo camino emancipador que iniciaron los primeros luchadores de la causa obrera, los primeros socialistas y las izquierdas políticas y sociales, defensores de la igualdad, de la libertad y de Cataluña, en los años más difíciles. Esa gente maravillosa, con su esfuerzo, sus aciertos y también con sus errores, nos marcan un camino y unos retos. El ejemplo moral y las experiencias que nos vienen del pasado nos obligan a un esfuerzo de superación, a una exigencia permanente de generosidad, competencia y mérito.

    Los tiempos, las circunstancias y los programas pueden cambiar, pero no los principios ni los valores. Los cambios actuales y los valores de siempre nos piden un nuevo proyecto y una nueva acción, con propuestas inteligentes y creativas, programas realistas, proyectos coherentes y ambiciosos. Debemos estar a la altura de este reto.

    22 de febrero 2011

    Categorias: Socialismo | Sin Comentarios »

    Comentarios

    Security Code: