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Blair sería malo para Europa
Publicado por Raimon Obiols | 9 Octubre, 2009
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¿Quién será el nuevo presidente (o la nueva presidenta) estable del Consejo europeo que prevé el Tratado de Lisboa? Ya están en marcha las iniciativas y crecen los rumores. La candidatura de Tony Blair, que tiene un apoyo casi oficial de los gobiernos británico y francés, suscita las lógicas reacciones en contra.
En Berlin, en el entorno de Angela Merkel se desmienten las informaciones provenientes de Londres y de Paris según las cuales la cancillera alemana da apoyo al ex primer ministro británico. Pero es una posibilidad …
Los gobiernos de los países del Benelux, hostiles a la candidatura de Blair han hecho pública una “nota común” donde se dice que “es más que nunca necesario asegurar el carácter inclusivo, metódico y transparente del proceso de decisiones y garantizar la perennidad, también después de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, del método comunitario y de los equilibrios institucionales que han conseguido el éxito del proceso de integración europea“. Es una manera diplomática de alertar contra el riesgo de un directorio de grandes países que, reforzando el intergubernamentalismo, dejara a la Comisión (presidida por el débil Barroso) en una posición definitivamente marginal. En el diario alemán Süddeutsche Zeitung del 8 de octubre, el ministro luxemburgués de Asuntos exteriores, Jean Asselborn, va más allá y apunta ad hominem: «Tony Blair no tiene la envergadura necesaria, ni en el plano de las cuestiones europeas ni en el de las grandes cuestiones de política internacional». Asselborn añade que la trayectoria de Blair se ha distinguido por su tendencia a dividir más que a unir.
La ofensiva a favor de Blair sigue. Juega la carta de una supuesta falta de candidatos alternativos. Charles Grant, que preside el Center for European Reform, y que es un hombre con prestigio, acaba de publicar un artículo en el Financial Times avalando la candidatura (President Blair would be good for Europe). Podríamos decir exactamente lo contrario: Blair sería malo para Europa. Está, evidentemente Irak. Pero hay también, por si no fuese suficiente, el hecho de que, siendo primer ministro, Blair negoció con una gran dureza restrictiva el proyecto de Constitución europea, así como después el Tratado de Lisboa. Se ha opuesto prácticamente a todos los avances en materia de armonización fiscal y social, de cooperación judicial y policial, y de reforzamiento de la política exterior europea.
Es bien significativo, como ha remarcado a Lluis Bassets (Blair no puede ni debe ser presidente de Europa) que Grant se dedique buena parte de su artículo a argumentar contra la candidatura que le parece (y es) la más fuerte alternativa frente a la del ex primer ministro británico: la de Felipe Gonzàlez.
En esta discusión hay otra cuestión de fondo, que se plantea escandalosamente cuándo se mira la foto que encabeza este comentario. ¿Dónde están las mujeres? Leed, en este sentido, el comentario de Soledad Gallego-Díaz (“Elijamos una Ms. Europa“).
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