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Traducciones
Publicado por Raimon Obiols | 10 Marzo, 2010

Google da bastante miedo, no sólo por sus enormes dimensiones y por los problemas que plantea (las disputas legales, por ejemplo a propósito de su proyecto de digitalización de libros o de las cuestiones de privacidad y de derechos de autor) sino precisamente porque se convierte en imprescindible. Es de una utilidad fantástica. Ahora lo usamos, cada vez más, para traducir. Los resultados que se obtienen son considerables y, además, mejoran rápidamente.
Crear programas de traducción automática ha sido considerado, durante décadas, uno de los retos más difíciles de la inteligencia artificial. Los científicos adoptaron inicialmente un enfoque apoyado en reglas, tratando de enseñar a los ordenadores las reglas lingüísticas de dos lenguas y suministrándoles los correspondientes diccionarios. A finales de los 90, los investigadores empezaron a priorizar un enfoque estadístico. Si suministraban los ordenadores miles de millones de fragmentos de textos, podían aprender a establecer criterios para traducir nuevos textos. Pero esto requería enormes cantidades de datos y una no menos enorme capacidad para tratarlas. Por ello, Google ha tomado claramente la delantera. Se ha alimentado con las traducciones hechas por traductores humanos en seis idiomas, en las Naciones Unidas, y en veinte y tres idiomas, en el Parlamento europeo. Los resultados que obtiene están lejos de ser perfectos (las personas que se dedican a traducir no deben sufrir más de la cuenta), pero empiezan a ser muy aceptables.
Ahora, el New York Times ha hecho una prueba sencilla: ha elegido un breve fragmento en francés de “El Principito” de Saint-Exupéry, y en español de “Cien años de soledad” de García Márquez, y ha comparado los que resultan de la traducción al inglés, realizada por traductores humanos y por los traductores automáticos que nos proporcionan Google, Yahoo y Microsoft.
Yo he hecho la prueba de la traducción al catalán y al castellano. Es significativo que sólo Google haya incorporado la opción de traducir al catalán. Aquí tenéis los resultados de la traducción del “Petit prince” al castellano, que me parece que son bastante ilustrativos:
Le Petit Prince
Original
Le premier soir je me suis donc endormi sur le sable à mille milles de toute terre habitée. J’étais bien plus isolé qu’un naufragé sur un radeau au milieu de l’Océan.
Traducción editada:
La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano. (Bonifacio del Carril, Salamandra, 2000)
Google Translate:
La primera noche me fui a dormir sobre la arena a miles de kilómetros de cualquier asentamiento humano. Estaba más aislado que un náufrago en una balsa en medio del océano.
Yahoo Babel Fish via Systran:
La primer noche pues me dormí sobre la arena a mil de millas de pura tierra habitada. Se me aislaba más bien que un naufragio sobre una balsa en medio del Océano.
Microsoft Bing:
La primera noche yo que soy tan lulled Arenas a mil millas de cualquier habitado la tierra. Estaba mucho más aislado que un naufragé en una balsa en medio del océano.
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