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La Europa de hoy, la Europa de mañana
Publicado por Raimon Obiols | 4 Junio, 2009

Las elecciones europeas tendrán lugar el domingo que viene. La campaña electoral ha sido extraña, confusa. El leitmotiv de los medios de comunicación ha sido hablar de desinterés, de abstención. En general, han culpado a los “políticos”, que no “explican”. Pero los “políticos” se tienen que explicar a través de los medios de comunicación, y éstos (es lo mínimo que se puede decir) no lo ponen fácil, sobre todo cuándo se trata de hablar del Parlamento europeo y de los asuntos de Europa. Que conste que no me quejo; es una constatación.
La paradoja es que nunca unas elecciones europeas habían estado tan importantes. Ahora, el Parlamento europeo tiene extensos poderes legislativos. Una vez ratificado el Tratado de Lisboa, tendrá todavía más: prácticamente decidirá en plan de igualdad con el Consejo europeo, que reúne los gobiernos de los Estados miembros.
Pero aquello que da una especial trascendencia a las elecciones del domingo es la doble crisis – económica e institucional – que sufre Europa. En estas elecciones se confrontan escenarios opuestos, progresistas o conservadores, con respecto a la salida de la crisis económica y de la crisis institucional.
La tendencia a que se afirme en las elecciones, y la correlación de fuerzas que resulte en el futuro Parlamento europeo, determinarán en buena medida las respuestas que se den a la crisis económica global y a la parálisis actual de la integración europea.
La Europa de hoy (mayoritariamente de derechas e intergubernamental) se opone y se resiste a la posible Europa de mañana.
La Europa de mañana puede avanzar hacia políticas progresistas (una respuesta a la crisis en el mismo sentido de la elección de Obama). Y también más europeístas: la Europa de mañana, partiendo de la ratificación urgente del Tratado de Lisboa, tiene que disponer de un marco institucional adecuado y dinámico: una presidencia fuerte y estable del Consejo; un Parlamento con más poder, progresista y europeísta; una Comisión imaginativa, prestigiada y capaz, como en el tiempo de Delors. Si no disponemos de este cuadro adecuado, las medidas para salir de la crisis serán dispersas e ineficaces.
Todo eso depende, en muy buena medida, de la participación y de los resultados del próximo domingo.
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