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Una breve visita a la Cataluña del futuro
Publicado por Raimon Obiols | 28 Mayo, 2009

Las visitas que se programan en las campañas electorales (en empresas, instituciones, etc.) me han producido siempre una cierta incomodidad. Haces una intrusión en casa de los otros, a menudo con poco tiempo por delante y acompañado de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión. Te parece, entonces, que molestas un poco. En realidad siempre he sido acogido con cortesía, y casi siempre he salido de estas incursiones fugaces con la sensación que los que te acogen lo hacen contentos. En general, a todos nos gusta la oportunidad de dar a conocer aquello que hacemos.
Ayer, como un acto más de esta extraña campaña de las europeas (extraña, porque todo el mundo no dice que no interesan a nadie, pero en cambio todo el mundo con quién hablas se muestra curioso e interesado), visité el Parque Científico de Barcelona, que se define como “un espacio de encuentro entre universidad, empresa y sociedad que tiene como finalidad potenciar la innovación, principalmente en ciencias de la vida”. Establecido por la Universidad de Barcelona en 1997, fue el primer parque científico del Estado español y se ha convertido en un referente de excelencia, europeo e internacional, en el fomento de la innovación. Trabajan más de 2.200 profesionales, un 25% de los cuales venidos de fuera de Cataluña. Prevén ser unos 4.500 profesionales en el 2011 porque el Parque está haciendo obras de ampliación. Actualmente acoge 4 institutos de investigación, más de 50 empresas, una incubadora de empresas biotecnológicas y más de 70 grupos de investigación.
He tenido una reunión con un grupo desde responsables y profesionales del Parque. Entre ellos, su director general, Fernando Albericio, y Joan Josep Guinovart, director del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona). Ha sido una conversación que me ha interesado mucho. He sacado la conclusión que están satisfechos con la política de investigación e innovación del gobierno catalán, que están descontentos con el último presupuesto del gobierno ZP, y que miran con interés aquello que suceda en los próximos tiempos a la UE en esta materia decisiva.
¿”Qué proponéis en investigación en vuestro programa“?, me ha pedido de manera muy directa al doctor Guinovart; para saber, ha añadido, “a quien se tiene que votar” …
No he querido contestar recitando nuestro programa, sino con una reflexión política. Le he dicho que un 95 por ciento de los candidatos y candidatas dicen más o menos lo mismo a propósito de las cuestiones de investigación e innovación: que hay que aprovechar la crisis para “cambiar de modelo”, que hay que modernizar las infraestructuras tecnológicas, logísticas y físicas, que hay que mejorar la educación y la formación, y que hay que dar la máxima prioridad a la R+D+I.
El problema, sin embargo, no radica en decir lo qu hay que hacer, sino en la elección de los caminos para llegar a buen puerto. Ahora, en Europa, el problema es que el barco no navega, y que hay que ponerlo de nuevo en marcha. El presupuesto de la UE representa sólo el 1% del PIB europeo, contra el 20% (antes de la crisis) de los presupuestos de los países más desarrollados, incluidos los europeos. Así no podemos navegar, y no es extraño que la “estrategia de Lisboa” haya tenido unos resultados perfectamente descriptibles. Con el colapso de la Constitución europea (a causa del “no” de los franceses y los holandeses) y con los retrasos en el apostadero en marcha (que nos es vital) del tratado de Lisboa, seguimos desempleados. No se trata pues sólo de decir “qué proponemos” los unos y los otros, sino de afirmar claramente, rotundamente, que necesitamos con urgencia más y mejor Europa para emprender nuestras estrategias de R+D. (Sin hurgar la herida, he recordado no obstante que todos los candidatos catalanes excepto Maria Badia se vanaglorian, satisfechos, de haber votado “no” en la Constitución europea. Por respetables razones identitarias colaboran así, menos respetablemente, a mantener en estado inerte aquello que el futuro de Cataluña necesita vitalmente: una Europa que responda a la crisis y a los retos de futuro con dinamismo y coordinación creciente).
En este momento, instituciones catalanas de R+D (como la que visité ayer) son ya espléndidamente competitivas en ciencias biomédicas, en ciencias experimentales (fotónica, sincrotrón) y en determinados campos de las ciencias sociales. Son comunidades de excelencia, que pueden recuperar a los mejores científicos catalanes que se han formado en el extranjero, atraer talento de fuera y desarrollar unos instrumentos vitales, no solo para la competitividad del país, sino también, más en profundidad, por su cultura. Una estrategia continuada para reforzar estas áreas es fundamental. Pasa por una ambición de liderazgo europeo; pasa por el impulso, los recursos y la sinergia de una Europa nuevamente en marcha.
No sé si he convencido a mis interlocutores pero espero haberles contagiado mi desazón para poner Europa de nuevo en pleno funcionamiento. He avistado, en el Parque Científico Barcelona, una Cataluña del futuro que necesita de Europa y que es necesaria en Europa. Creo que nuestras cuestiones identitarias más esenciales son las que se dilucidan en el terreno de juego del conocimiento, l’R+D+I, la cultura, la ciencia. Ojala los debates de esta extraña campaña europea se concentraran en estas cuestiones.
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