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Miguel Núñez
Publicado por Raimon Obiols | 13 Noviembre, 2008

Ayer murió Miguel Núñez. ¡Qué luchador tan impresionante! Si repasáis su biografía lo entenderéis: tantos años años de lucha, tantos años de prisión, con todo tipo de penalidades, con una dignidad absoluta en situaciones escalofriantes en manos de la policía política franquista… Estrenó su larga experiencia penitenciaria a los 18 años, en el Madrid derrotado de 1939, y de allí pasó al penal de Ocaña, donde el capellán participaba en las palizas y de vez en cuando tenía el gesto delicado de dar el tiro de gracia de las ejecuciones. Con el poeta Miguel Hernández, que murió en el penal, le dedicaron un poema: “La Luna lo veía y se tapaba / por no fijar su mirada / en el libro, en la cruz / y en la Star ya descargada. /¡Más negro, más, que la noche, / menos negro que su alma, / el cura verdugo de Ocaña”.
Miguel Núñez era un hombre, cuando lo conocí en la transición, afable y de una gran serenidad, de una bondad y un buen humor envidiables.
Cuando se produjeron en los años ochenta las tremendas crisis del PSUC y del PCE, Miguel Núñez reaccionó de una manera que encuentro admirable: hizo su personal y peculiar reconversión, y se dedicó con cuerpo y alma a la solidaridad internacionalista, fundando y animando la ONG ACSUR-Las Segovias, y trabajando activamente en Nicaragua y otros países de América Latina. Esta decisión le evitó, me parece, caerme en la amargura o, como escribió Manolo Vázquez Montalbán, en “un destino de burócrata o de héroe embalsamado“. Fue un cambio de tercio que ha hecho que la última etapa de su vida no desmerezca, antes lo contrario, sus años de lucha heroica.
En los últimos tiempos, ya muy mayor, vivía en Madrid. La Vanguardia publicó, en marzo pasado, la noticia que Núñez volvía a Cataluña buscando una muerte digna. Ha estado así. Dejó escritos sus recuerdos en el libro La revolución y el deseo.
Categorias: Semblanzas, Socialismo | 4 Comentarios »
Noviembre 27th, 2008 at 16:20
Conocí a Miguel a mediados de los ochenta y colaboré modestamente con él en el lanzamiento de Las Segovias.
En efecto, un hombre afable, bondadoso; coherente.
Marzo 12th, 2009 at 16:29
Ayer,11 de marzo,en la Casa de América de Madrid se celebró un homenaje a Miguel Nuñez.La palabra que circulaba entre todos era la siguiente:luchador.
Desde el rector Berzosa hasta los testimonios hispanoamericanos,pasando por la dignidad silenciosa de su viuda,Elena,todos los presentes,sentimos que su espíritu de lucha estaba presente.El arte y la memoria se aliaron en el salón del anfiteatro de la Casa de América para vivir la vida de un gran tipo.Sin duda,allí estaba él.
Juan Vallejo
Junio 9th, 2009 at 19:20
La muerte impresiona, cuando afecta a personas que inspiran admiración y respeto. La de Miguel Núñez, como la de tantos otros luchadores, muchos de ellos anónimos, impresiona mucho. Porque se acaba una vida intensa y fructífera; una biografía al servicio de una causa liberadora; sin escatimar esfuerzos; de una entrega personal total en favor de un ideario generacional comunista, pero con una metodología marxista, capaz de descubrir, en todo momento, la dialéctica de la historia, por el análisis crítico de la realidad, cotejando siempre los aspectos políticos y humanos de la dualidad recíproca de causa y efecto. Y, todo esto, desde la más absoluta sencillez, proyectando con el ejemplo, acorde con aquella máxima, que en ocasiones aparecía pintada en las calles:” La revolución empieza por uno mismo”
Tuve ocasión de conocer a los padres de Miguel Núñez. Deseo subrayarlo. Sobre los años 50 en Barcelona. Ellos vivían en Madrid y hasta entonces se habían hecho cargo de la educación de su nieta Estrella. Estoy convencido que los padres de Miguel Nuñez fueron un referente extraordinario. Educados, afables, de gran humanidad y sencillez. Inspiraban confianza, delicadeza, sensibilidad y todo ello en un entorno lleno de incertidumbres, temores y dificultades que contrastaba con la entereza, valor y aceptación de la vida que les tocaba vivir.
Miguel Nuñez desde muy joven supo subir al tren de la historia.
A un tren siempre en marcha e impulsado por la solidaridad y la generosidad, conducido por hombres que han tenido mucho más que ofrecer que recibir. En ese tren que tan solo se detiene para dar nombre a una estación hasta ahora inexistente, y, que desde ese instante, le da el nombre de uno de sus pasajeros, que desciende para morir y a la espera que otros suban y sigan en él dando razón a su existencia.
Esa credibilidad es convincente
Noviembre 7th, 2010 at 19:54
Hola Helios;
No habia leido tu carta, hasta hoy, te agradezo que nombres a mis abuelos, nadie lo ha hecho(creo),y es MUY de agradecer. Ellos fueron el “pilar” de mi familia, como muchas otras familias, hay personas que han quedado en las sombras, e hizieron que TODOS siguieramos hacia adelante, como Miguel y Tomasa, pudieron seguir luchando y muchos otros…….ellos sufrieron mucho y se les ha reconocido, pero hay tantas personas detrás que …injustamente…no tiene nombre en la historia………Gracias.